con una gloria,
el crepúsculo y el espanto,
donde no haya ocasos amarillos
donde no haya ocasos amarillos
ni azules grises.
ni mundos de apariencias vanas.
Yo le debo a la vida
el brillo de mis versos,
música que deleita
mis oídos.
Ojalá nunca me dejen de asaltar
los sonidos,las melodías y las discordias,
las cosas eternas
que buscan ser eternas.
No importa la desdicha
la desventura o la humillación
todo es alimento al arte
y aunque el crepúsculo de la tarde
se aleje y todas las cosas cercanas
me vayan dejando solo sin testigos,
con la suprema soledad del mundo.
La vida sigue siendo un fin,
un fin como la muerte que nos salva
y amalgama: arcilla que lo pega todo,
llevando el timón hasta el final.
ni mundos de apariencias vanas.
Yo le debo a la vida
el brillo de mis versos,
música que deleita
mis oídos.
Ojalá nunca me dejen de asaltar
los sonidos,las melodías y las discordias,
las cosas eternas
que buscan ser eternas.
No importa la desdicha
la desventura o la humillación
todo es alimento al arte
y aunque el crepúsculo de la tarde
se aleje y todas las cosas cercanas
me vayan dejando solo sin testigos,
con la suprema soledad del mundo.
La vida sigue siendo un fin,
un fin como la muerte que nos salva
y amalgama: arcilla que lo pega todo,
llevando el timón hasta el final.
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